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Poesía arraigada
Poesia arraigada

La poesía arraigada ofrece una visión del mundo armónica y serena. Los poetas, vinculados al régimen de Franco, cantan al amor, al paisaje y al sentimiento religioso, que impregna el enfoque de temas cotidianos, familiares o vitales. Garcilaso de la Vega constituye su modelo estético, por ello predominan las formas clásicas y se persigue la perfección formal. Pertenecen a este grupo los poetas que se aglutinan en torno a las revistas Escorial y Garcilaso: Luis Rosales, Leopoldo Panero, Dionisio Ridruejo, José Garcia
Nieto, Rafael Morales y Luis Felipe Vivanco.
Poesía desarraigada
Poesia desarraigada

La poesía desarraigada muestra un mundo caotico invadido por el dolor y la angustia (miseria, hambre, soledad, represión, in justicia). De ahí que sus versos reflejen la angustia existencial (razón de la existencia humana, paso del tiempo y muerte) y que la religiosidad adopte un tono de desespe ranza y duda
Conceden mà importancia al contenido que a la forma y emplean el verso libre. Su estilo es directo y sencillo, con palabras y giros de la lengua coloquial: su tono, bron co y desgarrado.
El libro Hijos de la ira (1944), de Dámaso Alonso, establece el punto de partida de esta tendencia poética. La revista Espada ña, fundada por Victoriano Crémer y Euge nio de Nora, acoge a los poetas desarrai gados José Luis Hidalgo y Ramón de Garciasol.
Poesía social
La poesía social A finales de los años 40 y hasta mediados de los 50, se escribe una poesía de
compromiso que denuncia las miserias e injusticias de la posguerra. Las obras que inauguran esta vertiente poética son Cantos iberos, de Gabriel Celaya, y Pido la paz y la palabra, de Blas de Otero, ambas publicadas en 1955. La poesía social toma partido ante los problemas del mundo que rodea al poeta

Este se hace solidario, abandona sus angustias existenciales y se identifica con el dolor de los demás. Por ello, alzará sus versos como instrumento de lucha política y social con la intención de agitar y despertar las conciencias. El tema de España, las injusticias, el anhelo de libertad, la alienación del mundo del trabajo son los ejes temáticos de esta poesía, en la que el contenido se impone a la forma. Con un tono coloquial y un lenguaje claro se dirigen a la «inmensa mayoría».