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La diversidad de las culturas puede ser interminablemente documentada. Uncampo de conducta humana puede ser ignorado en algunas sociedades o existirescasamente; en algunos casos hasta puede no ser imaginado; o bien puedemonopolizar toda la conducta organizada de la sociedad, y las más extrañassituaciones ser consideradas solamente en sus términos. Rasgos que no tienenrelaciones intrínsecas entre sí y que son históricamente independientes, secombinan y se vuelven inextricables, dando por resultado una conducta que notiene duplicado en regiones que no hacen tales identificaciones. Como corolario, yen cualquier aspecto de la conducta que fuese, se establecen, en culturasdiferentes, normas que van desde el polo negativo hasta el positivo. Podríamossuponer que en cuanto al acto de matar, todos los pueblos concordarían en lacondena. Mas, al contrario, se puede decir que en casos de homicidio se está exentode culpa si las relaciones entre países vecinos han sido rotas, o cuando uno matapor co
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gualmente, las culturas son más que la suma de sus rasgos. Podemos conocertodo acerca de la distribución de las formas de matrimonio de una tribu, susdanzas rituales y las iniciaciones de la pubertad, y, sin embargo, no entender nadadel conjunto de la cultura que ha usado de estos elementos para su propio fin. Estefin elige de entre los rasgos variados de las regiones circundantes aquellos quepuede emplear y descarta los que no le son utilizables. Otros rasgos los funde enconformidad con sus exigencias. El proceso en marcha no ha de ser conscientedurante todo el curso; pero pasarlo por alto en el estudio de la modelación de laconducta humana es renunciar a la posibilidad de una interpretación inteligente
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R
UTH B ENEDICT 2 integrada, los actos menos ordenados se convierten en característicos de sus finespeculiares, a menudo por las metamorfosis más desemejantes. Solamente podemosentender la forma que estos actos adopten entendiendo primero las principalesfuentes emocionales e intelectuales de esa sociedad. Tal modelación de la cultura no puede ignorarse como si fuese un detalle sinimportancia. El todo, como insiste la ciencia moderna en muchos campos, no esmeramente la suma de sus partes, sino el resultado de un único ordenamiento y deuna única interrelación de las partes que han producido una nueva entidad. Lapólvora de cañón no es meramente la suma de azufre y carbono y salitre; y aun elmayor conocimiento de estos tres elementos en todas las formas que puedanpresentar en el estado natural no nos mostraría la naturaleza de la pólvora decañón. Nuevas potencialidades se han producido en el compuesto resultante,potencialidades que no estaban presentes en sus elementos; y su modo dep |
Esta integración de las culturas no es ni en lo más mínimo mística. Es elmismo proceso mediante el cual, en arte, se produce y persiste un estilo. Laarquitectura gótica, comenzando en lo que era poco más que una preferencia por laaltura y la luz, se convirtió, por obra de algún canon de gusto que se desarrollódentro de su técnica, en el único y homogéneo arte del siglo XII. Excluyó elementosque eran incongruentes, modificó otros para sus fines e inventó otros que coincidíancon su gusto. Cuando describimos el proceso históricamente, utilizamos de modoinevitable formas animísticas de expresión, como si hubiera elección y finalidad enel crecimiento de esta gran forma de arte. Ello se debe a dificultades de nuestrasformas de lenguaje. No hubo elección consciente ni propósito.
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La diversidad de la costumbre en el mundo no es, sin embargo, algo que sólopodamos referir y nada más. La autotortura aquí, la cacería de cabezas allá, lacastidad prenupcial en una tribu y la licencia del adolescente en otra, no son unalista de hechos sin relación entre sí, cada uno de los cuales deba ser saludado consorpresa donde se encuentre o donde esté ausente. Tampoco son fortuitos lostabúes de matarse uno mismo o a otros, aunque no se relacionen con una normaabsoluta. La significación de la conducta cultural no está agotada cuando hemoscomprendido claramente que es local, hecha por el hombre y enormemente variable. Tiende también a ser integrada. Una cultura, como un individuo, es una pauta máso menos coherente de pensamiento y acción. En toda cultura hay propósitoscaracterísticos, no necesariamente compartidos por otros tipos de sociedad. Merceda estos propósitos, cada pueblo consolida más y más su experiencia, y enproporción a la urgencia de esos impulsos las categorías hetero
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Lo que ha ocurrido en los grandes estilos artísticos ocurre también en lasculturas como conjunto. Toda conducta diferente en la obtención de los medios desubsistencia, en el matrimonio como en la guerra y en el culto de los dioses, esdefinida en patrones coherentes de acuerdo con las reglas inconscientes deselección que se desarrollan dentro de la cultura. Algunas culturas, como algunosperíodos del arte, carecen de tal integración y acerca de muchas otras conocemosmuy poco para comprender los motivos que actúan en ellas. Pero las culturas,cualquiera sea su nivel de complejidad, aun el más simple, la han logrado. Talesculturas son adquisiciones más o menos exitosas de conducta integrada, y lamaravilla es que haya tantas configuraciones posibles
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